jueves, 28 de febrero de 2013

EL CULTO A LA PERSONALIDAD DE STALIN

El culto a la personalidad en la época de Stalin.



Conforme el terror y las persecuciones contra sus oponentes se intensificaban, Stalin, con todos los medios de comunicación que le proporcionaba el estado totalitario, daba rienda suelta a la elevación de su persona casi a la altura de un dios. El líder era representado como los zares o como Dios mismo, ir contra él era un delito que se pagaba con la muerte; a la vez la imagen que tenían que tener de él los esforzados ciudadanos soviéticos era la de un padre que sólo procuraba el bien de sus hijos.
Stalin es el líder brillante y el maestro del Partido, el gran estratega de la revolución socialista, el comandante militar y el guía del Estado soviético. Características de su estilo son una actitud implacable hacia los enemigos del socialismo, una profunda fidelidad hacia los principios, una combinación de claras perspectivas revolucionarias y de nitidez de objetivos con una firmeza extraordinaria y una persistencia en la prosecución de las metas, un liderazgo sabio y práctico, y un contacto íntimo con las masas. Después de Lenin, ningún otro dirigente mundial ha tenido que dirigir a masas tan ingentes de trabajadores y campesinos. Stalin tiene una irrepetible facilidad para generalizar la constructiva experiencia revolucionaria de las masas, para captar y desarrollar su iniciativa, para aprender de ellas al mismo tiempo que les enseña, y para dirigirlas hacia la victoria.
En unión con leninistas escogidos y probados, que son sus colegas inmediatos, y a la cabeza del gran Partido Bolchevique, Stalin guía los destinos de un Estado socialista multinacional, un Estado de trabajadores y campesinos que carece de precedentes en la historia. Su trabajo es extraordinario por su variedad y por su energía, verdaderamente sorprendentes. La amplitud de los problemas a los que dedica su atención es inmensa.
Todo el mundo conoce la convincente e invencible fuerza de la lógica de Stalin, la cristalina claridad de su mente, su voluntad de hierro, su devoción al Partido, su fe ardiente y su amor por el pueblo. Todo el mundo conoce su modestia, la sencillez de su conducta, su consideración por el pueblo y su severidad despiadada hacia los enemigos de éste. Stalin es el digno continuador de la causa de Lenin o, tal y como se dice en el Partido, Stalin es el Lenin de hoy.

Alexandrov, G. F. Stalin: biografía corta (Texto Sabuco)



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